Jimmy Butler traspasado a Sixers
















Y Jimmy Butler consiguió lo que quería. Según adelanta Shams Charania, los Minnesota Timberwolveshan llegado a un acuerdo con los Philadelphia 76ers para traspasar a la descontenta estrella y que haga compañía a Joel Embiid y Ben Simmons. El movimiento aún no se ha hecho oficial, aunque las fuentes apuntan a que los jugadores que llegarán a cambio a Minnesota son Dario Saric y Robert Covington, en un movimiento que también involucra al base Jerryd Bayless (que pone rumbo a Minnesota), una segunda ronda del Draft de 2022 (también para Minnesota) y Justin Patton (rumbo a los Sixers).
Butler había pedido el traspaso hace ya casi dos meses, y no entrenó con los Wolves durante el training camp como medida de presión. Al comenzar la temporada sí que jugó partidos con Minnesota, pero con varios encuentros de descanso entre ellos. Aunque Tom Thibodeau no quería traspasar a su jugador favorito, el dueño de la franquicia, Glen Taylor, prometió al jugador que lo harían, y así ha sido.
El 9 de julio de 2015 Jimmy Butler firmó una extensión de contrato con los Chicago Bulls por 5 años y alrededor de $95 millones que aún sigue vigente, con una opción de jugador para que el contrato finalice un año antes, en el próximo verano de 2019. Su salario para esta temporada es de $20,445,779 y para la siguiente, con opción de jugador como decimos, descendería a $19,841,627. Salvo gran sorpresa, será agente libre en 2019.
Cuando Butler sea agente libre en julio podrá aspirar a firmar un máximo de cinco años por $188 millones con los Philadelphia 76ers. En el caso de optar por marcharse a otra franquicia, el máximo que obtendría sería de $140 millones por cuatro temporadas.

Por qué lo hacen los Philadelphia 76ers

Aunque pueda parecer extraño para un proyecto tan joven, en Philadelphia se estaban quedando sin margen para utilizar su espacio salarial de cara a conseguir una estrella que juntar a Ben Simmons y Joel Embiid. En julio se quedaron con las manos vacías después de intentarlo con LeBron James, y el verano de 2019 iba a ser básicamente un cara o cruz para ellos a la hora de gastar ese espacio salarial. Con este traspaso se aseguran tener la ventaja de contar ya con Jimmy Butler en sus filas y de poder ofrecerle más dinero que el resto de franquicias de la NBA.
Aunque se llevan al mejor jugador del traspaso habrá que ver cómo encajan Butler y su personalidad con el núcleo joven de los 76ers, especialmente siendo alguien que últimamente parece haberse granjeado una reputación de veterano que choca con jugadores jóvenes que toman un papel más relajado. Tienen casi una temporada entera por delante para que lo valoren, porque la inversión en un contrato máximo para él sería enorme, más teniendo en cuenta las millas que lleva encima y que su nuevo contrato le duraría hasta los 33 o 34 años.
Lo que dan a cambio son dos jugadores importantes para su rotación. Dario Saric es un talento que podía brillar especialmente cuando le dejaban minutos con la segunda unidad (pese a haber comenzado esta temporada a un nivel bastante bajo), y Robert Covington era su mejor defensor exterior, además de una amenaza constante desde la larga distancia. Philadelphia quizás pierda un poco de profundidad pero gana una estrella, con un Jimmy Butler que aúna en un solo jugador los puntos fuertes de las dos piezas que pierden. El papel de Bayless era testimonial. Eso sí, los Sixers seguramente tendrán que moverse algo más, aunque sea con movimientos menores o firmas de agentes libres. Han perdido dos jugadores que para ellos eran titulares y que representaban buena parte de su amenaza de lanzamiento exterior, área en el que van a necesitar más ayuda. Seguramente necesiten también a alguien capaz de hacer la función de interior o cuatro abierto como Saric.
Los 76ers adquieren también un jugador experimentado y que se considera un líder en el vestuario, algo que necesitaban de cara a afrontar la madurez del proyecto y a marcarse objetivos más altos en Playoffs. Nos podemos preguntar si de verdad era necesario en este punto de su evolución intentar dar un salto tan grande, pero ahí está su apuesta. Veremos cómo encajan las piezas, porque ese objetivo ahora está claro: las Finales de la NBA.
En ese sentido, se atisban dos grandes cuestiones por resolver en Philadelphia:

¿Cómo va a ser la gestión del balón?

Ben Simmons ejerce como generador principal en los Sixers. Y de hecho esa condición de líder con balón está creando ciertos problemas en la integración de Markelle Fultz en los quintetos más usados de Brett Brown. Philadelphia está rindiendo mejor cuando ambos no coinciden en cancha, es decir cuando ambos asumen el mando del balón por separado y coexistiendo con la otra pieza principal: Joel Embiid. Ese escenario por resolver suma ahora otro elemento que está acostumbrado a manejar el balón, como Jimmy Butler.
Y es que pese a que en sus inicios Butler fuese un especialista jugando sin balón, muy útil en los cortes y acciones desde el lado débil del ataque, a medida que se ha ido convirtiendo en una estrella de la Liga ha pasado a tener más poder en los ataques. Es capaz de crear con el balón pero ha perdido ese espíritu de ‘secundario’ para jugar sin él. Su acierto en triples tras recepción (catch&shoot) no es malo pero tampoco extraordinario (39% el pasado curso, en menos de dos intentos, por debajo del 37% en el actual), lo que dibuja un posible problema si el balón sigue en manos de Simmons, un jugador este sí que no lanza de tres.
Butler, Simmons y Embid deben coexistir en los nuevos Sixers. Incluso Fultz debería poder también tener un espacio en esos formatos. Pero la cuestión es cómo Brown va a ser capaz de descifrar ese rompecabezas del balón, porque aunque los Sixers sean un conjunto que usa mucha circulación de balón, la llegada de Butler puede complicar el papel de generador.

¿Convencerán en verano a Butler para quedarse?

Para Philadelphia el movimiento tiene un sentido de urgencia: quieren competir. Y una fecha clave: el verano de 2019. En ese momento Butler será agente libre y podría dejar la franquicia. Es decir existe la posibilidad de que los Sixers puedan ‘alquilar’ unos meses a Butler, este se marche en verano y la franquicia haya perdido a Robert Covington y Dario Saric por el camino. Eso podría ser un problema pero el movimiento tiene más lecturas.
Por un lado, Philadelphia va a querer que Butler se quede si deportivamente funciona. Por el otro, si no funciona (o el jugador no se queda) el espacio salarial que van a tener en verano va a ser aún mayor, ya que pierden el contrato de Covington (11.3 millones el curso que viene) y el único contrato de volumen que tendrán en nómina el curso que viene será el de Embiid (27.5 millones). En otras palabras, los Sixers incluso sin Butler pueden entrar muy fuerte en la próxima agencia libre.
Esto se encuentra ligado a la decisión de desprenderse de Saric. Deportivamente una pieza de valor (fantástico el pasado año en un rol secundario) pero pendiente de una extensión de contrato a medio plazo. El problema para Philadelphia se encontraría a la hora de renovar al croata, ya que llegaría a un escenario difícil para todas las franquicias: no hay dinero para todos. Saric era junto a Simmons el próximo jugador en renovar del proyecto. Y ante la duda sobre el futuro, Philadelphia ha ofrecido al croata a cambio de una apuesta (de riesgo) por una estrella.

Por qué lo hacen los Minnesota Timberwolves

La situación con Jimmy Butler estaba empezando a rozar lo cómico. Ya desde el primer entrenamiento en el que participó y dejó a todos boquiabiertos mientras se dirigía a los directivos de la franquicia, estaba claro que Butler iba a tensar la cuerda hasta que se rompiera. Lo último fueron los partidos que acordó no jugar, según la franquicia por “general soreness”, lo cual se convirtió en un exitoso meme en las redes sociales.Ver imagen en Twi
Cuanto más se acercase el trade deadline de febrero más iba a descender su valor de mercado, así que el tiempo corría en contra de Minnesota. Pese a la reticencia de Tom Thibodeau, si Butler había decidido marcharse en verano tendrían que tratar de obtener algo a cambio ahora, y ya habían surgido rumores que lo relacionaban con Houston Rockets o Miami Heat. Con este traspaso también consiguen algo que querían en cualquier movimiento que se produjera: mandar a Butler a la Conferencia Este, en vez de a un rival del Oeste.
Los Wolves no obtienen a cambio un jugador del mismo nivel de Butler, pero eso era algo imposible en esta situación. Covington seguramente ocupe el puesto de Butler en el quinteto titular, y será una buena pieza complementaria como lo son todos los 3+D de primera línea que no necesitan tener el balón en sus manos para ser productivos. También debería serlo Dario Saric, quien es realmente la apuesta de los Wolves en este traspaso. Saric aún tiene 24 años y su rol como creador en los Sixers se ha visto claramente perjudicado por el protagonismo que han adquirido tanto Ben Simmons como Joel Embiid. A priori Saric parece el prototipo de jugador que encajaría en la pista jugando a la vez que Karl-Anthony Towns, y probablemente tenga más posibilidades de brillar individualmente en Minnesota que en Philadelphia.
Ahora ya sin distracciones, los Wolves se centrarán en romper la racha de cinco derrotas consecutivas que acumulan. Ahora será cuando Karl-Anthony Towns y Andrew Wiggins especialmente tendrán que demostrar que están preparados para liderar a un equipo a los Playoffs. Porque con Butler se marcha el aparente problema que tenían en el vestuario, pero también un gran jugador en la pista y la excusa de que rompía su dinámica. Ahora todos los focos, y la responsabilidad, recae sobre ellos.
Para Minnesota existen también dos cuestiones de relevancia:

¿Cuál va a ser la respuesta de Wiggins?

Al joven canadiense le quedan por cobrar 120 millones de dólares en los próximos cuatro años pero su evolución  no está siendo la esperada. La llegada de Butler, que podía tener un impacto en su espíritu defensivo, para aprovechar sus excelentes condiciones, no funcionó. Y lejos de que Butler motivase e incitase al joven, lo que sucedió es que no consiguió despertar su fuego interno atrás.
Sin Butler, referencia también con el balón en ataque, mucho más peso ofensivo va a recaer sobre Wiggins. No solo va a tener que ser más eficiente sino que además va a tener que tomar mejores decisiones en la creación de juego para el resto, dos aspectos a seguir con lupa con él, cada vez menos proclive a pisar la línea de tiros libres y apenas resolutivo en lo creativo (nunca ha llegado al 1.4 asistencias/pérdida en su carrera).
Towns puede asumir también más protagonismo. Y así debería ser. Pero el puzle exterior depende ahora en gran medida de Wiggins, sobre todo en cuanto a expectativas futuras del proyecto. De su evolución puede depender hacia dónde vaya ese camino.

¿Cambiará el panorama defensivo?

Los Wolves fueron el curso pasado la sexta peor defensa de la NBA. En esta campaña, están siendo la tercera peor. Butler es un defensor más que sólido pero su situación en el equipo había reducido su valor este curso, no así el pasado donde la diferencia de tenerle o no en cancha era enorme defensivamente hablando (7 puntos por 100 posesiones atras y 14 en global). Los Wolves pierden al jugador pero ganan dos piezas con impacto atrás.
Covington es uno de los mejores especialistas defensivos en las alas, versátil y de manos rápidas. Y Saric un cuatro inteligente y también preparado para defender a diferentes perfiles. La duda se encuentra en si serán suficientes dos piezas más para hacer despegar un equipo con una terrible falta de rutinas atrás, a pesar de que su técnico sea conocido especialmente por su obsesión defensiva. Covington y Saric pueden flexibilizar formatos para los Sixers, pero puede que no sea suficiente.

Minnesota pierde de paso el gran carácter que tenía en su vestuario, sobre todo desde un punto de vista competitivo. Butler es un tipo peculiar, que a veces ha excedido lo razonable en sus decisiones, pero si algo destaca en él es su infinita capacidad de trabajo y superación. Covington y Saric son dos secundarios, muy útiles, pero secundarios. Y Butler tenía el papel (y rendimiento el curso pasado) de estrella de la NBA. Minnesota ha dado un paso atrás en ese sentido y el testigo queda en manos de Towns y Wiggins, que deben responder. Ya ahora en solitario.

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